Las Morocotas del Mariscal Falcón




Tomándome unas unas cervezas con unos amigos surgió la conversación con un señor de 84 años, que me contó una historia que me es casi imposible de comprobar por los 40 y tantos años que han transcurrido desde aquel hecho pero que no dudo que haya ocurrido, les diré que la historia me suena que es muy cierta.

Tiene que ver con el tesoro del Mariscal Juan Crisóstomo Falcón (1820–1870), quien fuera el jefe principal de la Guerra Federal ocurrida en Venezuela entre los años de 1859 y 1863 y que al resultar vencedor asumió la  Presidencia de Venezuela.

Muy pocas fotos y retratos originales  se conservan del Mariscal Juan Crisóstomo Falcón. Este, aunque muy realista, por los detalles de la ropa parece ser un retrato hecho a mano.

Este Mariscal, natural de Jadacaquiva, pueblo ubicado en la Península de Paraguaná, en el estado Falcón, era ya un hombre acaudalado antes de llegar a la presidencia. El nació en el "Hato Tabe", así mismo "Tabe" y en vista que la zona se llama San "José de Tarbes" es de sospechar que los moradores de esa época para ahorrar palabras querían decir Tarbes pero se quedó "Tabe". 

A manera de ahorro, o mas bien de resguardo de sus bienes, persistía en ese tiempo la costumbre de enterrar los objetos de valor, sobre todo monedas de oro, las famosas morocotas.

Este Mariscal poseía varias casas en el estado que hoy lleva su nombre. Una de sus casas principales quedaba entre los pueblos de "El Vínculo" y "Las Cumaraguas", en la Península de Paraguaná.
Juan Crisóstomo Falcón
Aquí se muestra en la misma columna en que se fotografiaron varios presidentes de Venezuela.

Resulta, según me cuenta el señor de 84 años, alrededor del año 1970 comenzó a construirse la carretera que va desde la población de Las Cumaraguas a el pueblo de El Vínculo. Esa carretera pasaba por el frente de una de las casas del Mariscal Falcón. Esa casa estaba ubicada en medio de la nada, es decir, por ahí cerca no hay otras casas, ni hatos, ni mucho menos haciendas puesto que esa zona es horrorosamente árida, sin una gota de agua por esos lados, por lo que sospecho que Juan Crisóstomo Falcón tenía en esas tierras un hato de chivos, los cuales están muy bien adaptados a ese tipo de tierra árida.

Después de tanto insistir por varias semanas logré que el sacristán me permitiera ver estas interesantes criptas subterráneas debajo de la Iglesia de San Francisco, en Caracas. Se aprecia una urna marcada con el año 1865, época en que era presidente de Venezuela el Mariscal Juan Crisóstomo Falcón.

Mientras se construía la carretera, estaba trabajando un señor solo, ya que sus compañeros probablemente se hayan ido a almorzar, pero este señor se quedó removiendo la tierra del camino con un tractor, cuando en un momento le parece ver cositas que brillaban con la luz del sol en el mismo sentido en que conducía su tractor. Cuando se baja a observar descubre que eran cientos de morocotas de reluciente oro, eran las morocotas enterradas de Juan Crisóstomo Falcón.
Antigua caja fuerte, llamada "Caja de Caudales". Esta se encuentra en el Museo Bolivariano de Caracas.

El señor con la emoción comienza a cargar su tractor con las morocotas pero eran tantas que ya ni el asiento ni el piso del tractor bastaban para contenerlas. Agarró un lote de morocotas, las metió quien sabe en que recipiente y dejando el tractor encendido se las llevó caminando para su casa que quedaba probablemente en el pueblo de El Vínculo a varios kilómetros de ahí.


Cuando llegaron los otros compañeros de trabajo, al ver el tractor prendido y sin su tripulante pensaron que algo malo le había pasado y sin pensarlo llamaron a la policía. Al llegar la policía e inspeccionar el tractor se percataron del tesoro en morocotas y se fueron a la casa del señor que manejaba el tractor, lo consiguieron cuando venía de vuelta a buscar mas monedas, lo agarraron a la fuerza, lo golpearon, luego lo llevaron obligado a su casa y la misma policía le robó las monedas que había guardado junto con todas las que estaban en el tractor y las que quedaban en la carretera. Mas nunca se supo del paradero de esas monedas, tampoco se supo si ese tesoro contenía otras piezas como joyas o armas antiguas. Y hasta ahí llega la historia.

El porqué Juan Crisóstomo Falcón en vida no volvió a desenterrar sus morocotas tiene una explicación muy sencilla: No las necesitaba. El era presidente de Venezuela y se daba todos los gustos que ese cargo le proporcionaba.

Otra razón es que en vista de que ese cargo de presidente es tan deseado resulta que a Juan Crisóstomo Falcón le hicieron una revolución y tuvo que salir apresuradamente de la presidencia para exiliarse en una isla del Caribe llamada San Vicente y dejó encargado de la presidencia a un general que apodaban "El Soldado sin Miedo" llamado Ezequiel Bruzual que luego de dos meses y a plomo limpio en una batalla también fue expulsado de la presidencia. Permaneció Juan Crisóstomo Falcón en esa isla hasta que murió relativamente joven, a los 50 años y en el exilio prefirió no contarle a nadie el tesoro de morocotas que tenía enterrado.

Como soy un aficionado a la historia de Venezuela y he visitado casi todos los museos de Falcón y Caracas, aparte de haber estado casi sin quererlo en tres casas donde se han hallado morocotas y entierros pues decidí que trataría de ir a ese lugar por mera curiosidad e investigación histórica. Gracias a Dios después de varios años lo logré y recientemente pude ir a esa casa o lo que queda de ella porque está terriblemente destrozada por la acción de los buscadores de tesoros que años tras años destrozan cada vez mas ese lugar histórico sin conseguir nada.
Lo que queda de la Casa del Mariscal Juan Crisóstomo Falcón.

El guía que me llevó me estaba comentando por el camino que la casa a pesar de estar abandonaba todavía se conservaba gran parte de ella y tenía cierto atractivo pero cuando llegamos al lugar la casa ni techo tenía, el mismo guía estaba sorprendido y consternado por todo el destrozo. Ojalá el Instituto de Patrimonio Cultural (IPC) o la Gobernación del Estado Falcón decidan recuperar esta casa como atractivo histórico.
Ese soy yo señalando uno de los huecos excavados por los buscadores de tesoros. Había muchísimos huecos como ese. La avaricia y no la razón es la que guía a esos piratas destructores de sitios históricos.

Mi guía comentaba que la casa estaba peor de lo que el pensaba y que en su anterior visita no estaba tan deteriorada. Hasta conseguí objetos y monedas que me hacen sospechar que ahí se ha hecho brujería, una peligrosisima práctica al parecer muy común entre los buscadores de tesoros porque ya he sabido de dos personas que  eso hicieron, acuden a brujos para que les ayude a conseguir entierros, les cobran un realero, quedándose no solamente estafados sino sufriendo las consecuencias de tener que sentir en sus casas la presencia de espíritus inmundos que les ocasionan todo tipo de enfermedades, discordias en el hogar y otras calamidades.
Típicas actividades brujéricas de los ignorantes buscadores de tesoros. Imagen de yeso, monedas, piedras lisas y un esqueleto pequeño de un animal que aunque parecía de plástico igual lo usaron con esa intensión.

Si a unos metros de esa casa se encontró un cofre con morocotas ¿creerán acaso los buscadores de morocotas que hay mas todavía? Es casi imposible que en esos linderos haya mas morocotas por el simple hecho de que Juan Crisóstomo Falcón tenía varias casas dispersadas en Falcón, luego pasó varios años en Caracas y es poco probable que escondiera mas morocotas en el mismo sitio. Y menos aún en los techos de las casas que luego habría que destruir para recuperarlas. Aparte de que no se puede pensar que el tuviera una cantidad infinita de morocotas.
Varios huecos como estos conseguí y muchas paredes horadadas. Este estaba en la capilla.

Desde esa casa se divisa a unos doscientos metros una estructura misteriosa, parecida a un templo antiguo y que me causó mucha curiosidad ya que todos los presidentes de Venezuela habían pertenecido a la logia de los masones, apenas fue Cipriano Castro el primer presidente no masón que tuvo Venezuela. Esa logia es rechazada por la Iglesia Católica a tal punto que quien se inscriba en una logia masónica queda automáticamente excomulgado.

Menciono esto porque recién yo había visto en Caracas unas figuras un poco macabras parecidas a faunos y rostros cuyas cabezas tenían alas de murciélago en la Villa Santa Inés, una mansión que perteneció al presidente Joaquín Crespo, quien había sido amigo y subalterno de Juan Crisóstomo Falcón en la guerra federal, ambos pertenecientes a logias masónicas, por lo cual mi imaginación me llevó a pensar que esa misteriosa construcción que se veía cerca de la casa de Juan Crisóstomo Falcón podría ser un templo masónico.
Figuras de fauno y rostros con alas de murciélago en la Villa Santa Inés, Caño Amarillo, Caracas.
(Extrañamente esta súper mansión no es museo sino que funciona como un organismo público. Perteneció al Presidente Joaquín Crespo y al parecer como todo corrupto inconforme tuvo el descaro de querer una casa mas grande y se construyó la mas grande de toda Venezuela a la que llamó "Palacio de Miraflores" y que al morir le fue vendida al estado venezolano para ser usada como sede de la presidencia de Venezuela.)

Me encaminé hacia esa estructura misteriosa pero resultó todo lo contrario a lo que yo creía porque era una capilla, que luego me enteré que no llegaron a terminar de construir. A pesar de que queda fuera de los linderos de la casa, también la capilla ha sido objeto de destrozos, sobre todo el arco de entrada.
Esta es la capilla cercana a la casa de Juan Crisóstomo Falcón

Los bobos buscadores de morocotas han hecho el papel de saqueadores destrozando paredes, techos y abriendo huecos en pisos de baldosas y en la tierra viva. Sus búsquedas ni siquiera son lógicas. He visto programas y documentales de buzos especialistas en búsquedas de tesoros y primero hacen un estudio histórico con mapas, recorridos realizados por barcos y posibles lugares de algún hallazgo, utilizando detectores de metales. Algo parecido podría aplicarse a la búsqueda de morocotas.

Pero aquí lo que he visto son personas que porque ven una luz en algún sitio creen sin ninguna lógica histórica que ahí hay un tesoro enterrado, sin percatarse que tales luces pueden provenir de las luciérnagas y mas si se está en pleno monte.
Ruinas del Fortín de San Joaquín de la Cuchilla en el Cerro El Ávila, Caracas.

Ejemplo de esas búsquedas ilógicas son dos cuevas algo profundas creadas por buscadores de tesoros en el Cerro el Ávila, en Caracas. Me enteré por casualidad en una de mis excursiones y logré entrar a una de ellas. Sinceramente me sorprende lo profundo que excavaron esos buscadores de tesoros y era de lógica pensar que si alguien hubiese querido esconder un tesoro allí no lo habría colocado en un lugar tan profundo.
Yo curioseando en la cueva excavada por buscadores de tesoros cercana a las Ruinas del Fortín de San Joaquín de la Cuchilla, en el Cerro el Ávila, en Caracas.

¿Todavía pueden encontarse morocotas?
No puede negarse de que todavía pueden existir en las casas antiguas de los pueblos algunos objetos de valor pero todas las veces que he escuchado de esos hallazgos han sido encontrados de manera accidental. No es destrozando sitios históricos como se consiguen morocotas. Tampoco es haciendo búsquedas sin sentido como comenzar a excavar porque se vio una luz en un monte, donde como les dije antes, la lógica te indica que en un monte y sitios naturales esa luz proviene de luciérnagas.

Hallazgo accidental de Morocotas por parte de un albañil en La Pastora, Caracas.

He escuchado varias veces de personas que han conseguido accidentalmente morocotas enterradas en el monte, cerca de árboles que sirven de recordatorio o señal.

Casi siempre que visito un pueblo de Falcón pregunto a las personas si no tienen algún objeto antiguo para fotografiarlo, por cierto me regalaron una plancha antigua y un fósil pequeño; y en ocasiones me cuentan historias de hallazgos de morocotas. Por ejemplo un señor me contó que un pastor que estaba monte adentro con sus chivos pisó un pequeño hueco donde había una botija con unas cuantas morocotas, esto ocurrió en el pueblo de Carrizalito, en el estado Falcón.
Falcón en 1840.
Para esa época todavía se llamaba Provincia de Coro.


Otro caso fue el que me contaron unos muchachos que cuando ocurrieron las torrenciales lluvias del año 1999, estaban viendo un río que normalmente está seco pero esa vez corría mucha agua por efecto de las lluvias. Estos muchachos divisaron en la orilla contraria como el agua erosionaba la tierra y descubría una especie de tumba pequeña, mas bien un pequeño nicho, y cuando el agua del río le pasaba por un lado iba erosionando cada vez mas la tierra.

Luego de unos minutos una de las paredes se cayó por completo y dejó a la vista un recipiente, me imagino que una especie de jarra de barro que al romperse resultó que su contenido eran morocotas que poco a poco caían al agua y eran arrastradas al recién crecido río y cada vez que pasaba una ola grande, arrastraba un lote de morocotas, eso pasó durante una hora hasta que desaparecieron las morocotas y se derrumbó por completo el nicho sin que nadie pudiera recuperar ni siquiera una sola de las monedas ya que las lluvias continuaron por varios días y el peligroso río se mantuvo tan impetuoso que no se podía iniciar una búsqueda, aparte de que el río estaba tan furioso que tuvo que haber arrastrado esas monedas por varios kilómetros. Eso pasó en el pueblo de Urumaco, también en el estado Falcón.

En ocasiones se consiguen otros objetos de valor histórico. Mi abuelo en el pueblo de Calabozo, estado Guárico, encontró, con un detector de metales, hace aproximadamente 60 años un lote de armas antiguas enterradas en su propia casa, que en la época de la independencia había sido la caballeriza del temible jefe realista José Tomás Boves. Esas armas mi abuelo las donó al Ministerio de la Defensa.
En el Cerro El Ávila en Caracas se encuentra otro interesante lugar destrozado en parte por la misma selva y en parte por un buscador de morocotas. Es un lugar llamativo y enigmático, se trata de la Hacienda del Doctor Knoche, un médico alemán con la rara afición de hacer momias que vivió en Venezuela en épocas posteriores a la Guerra de Independencia y falleció en 1901. Gracias a Dios persiste todavía el Mausoleo que albergaba las seis momias y lo que parece una pequeña capilla. Esa cabeza que se ve a mis pies es la simbólica tumba de una de las momias, en vida se llamaba Venancio.

Consejos
A los los flojos que no quieren ganarse la vida trabajando y esmerándose sino encontrando morocotas les aconsejo que para evitar dañar sitios históricos por lo menos apliquen la lógica y no se pongan a destrozar lugares donde es casi imposible que alguien haya escondido alguna botija.

Si la búsqueda de morocotas se hace con un interés histórico entonces documéntense pero en general les aconsejo que no pierdan su tiempo ni su dinero realizando esas búsquedas y les puedo citar dos ejemplos.

Uno era mi abuelo, quien a pesar de estar súper tecnificado para su época con un detector de metales último modelo, murió triste después de buscar entierros por varios años sin haber logrado hallar ni una sola moneda, lo que si consiguió fueron unas armas antiguas usadas en la guerra de independencia de Venezuela, que yo lo hubiese considerado un verdadero tesoro por el valor histórico y el atractivo, pero eso no era lo que el quería y las donó al Ministerio de la Defensa por allá por los años 1950.

El otro caso lo supe de un señor que gastó un dineral buscando por décadas (sin exagerar fueron "décadas") el supuesto tesoro del Mariscal Domingo Monteverde en Caracas, pero si ese señor hubiese leído un poco de historia y aplicado la lógica se habría dado cuenta que ese supuesto tesoro era una historia sin pie ni cabeza, muy poco creíble.

También he escuchado que las personas que accidentalmente se han topado con morocotas, mandan a fundir las monedas y luego las venden según sea su peso sin saber que su valor histórico multiplica el valor que tiene ese oro, en algunas ocasiones, hasta 30 veces más.
Las morocotas tienen el rostro de Bolívar con el lado derecho de su rostro, a diferencia de las monedas actuales que tienen el rostro de Bolívar mirando hacia el otro lado.

El consejo que le dejo a todo aquel que haya logrado realizar algún hallazgo accidental es que no fundan las monedas ni mucho menos las joyas porque vendiéndolas se puede obtener mucha mayor ganancia ya que el mismo Banco Central de Venezuela, en su departamento de numismática compra esas monedas valorando su peso en oro y su valor histórico, sabiendo que en Venezuela todavía hay casas viejas con monedas de oro enterradas y empotradas en las paredes. También pueden venderse por internet en sitios especializados donde abundan los coleccionistas y el pago al ser en dólares se obtienen ganancias mucho mayores que si se funden las monedas para aprovechar el oro.

Otra cosa es que en un hallazgo de morocotas todo tiene valor, en primer lugar por supuesto las propias morocotas pero también tiene valor el recipiente que las contiene, ya sea un cofre antiguo o una bolsa de cuero. Los billetes antiguos también tienen un gran valor. Otra cosa que vale mucho son los documentos que se consigan tales como cartas, fotos o facturas y hasta el candado que cierra el cofre.
Antes de existir el Banco Central de Venezuela, cada banco podía emitir sus propios billetes. Aquí hay un ejemplo de un Billete del Banco Caracas.

Si deseas ver de cerca morocotas y billetes antiguos de Venezuela puedes ir a la exposición permanente en la planta baja del Banco Central de Venezuela, donde también puede apreciarse muchos objetos históricos antiguos, como la original  espada de Bolívar que le ofrendara el gobierno de Perú y que realizara el maravilloso orfebre indígena llamado Chungapoma.
Y aquí termina la historia, chao, los quiero mucho, no olviden asistir todos los domingos a la Santa Misa y se pueden hacerlo a diario mejor.
Video: Mi Visita a las Ruinas de la Casa de
Juan Crisóstomo Falcón y a la Capilla.
Haz click en la imagen y te llevará a un video en youtube.
Ahora si, chao, chao, Dios te Bendiga.